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Si llevas un tiempo entrenando en serio, seguro que has oído hablar del magnesio. Es uno de esos minerales que muchas veces pasamos por alto, pero que juega un papel clave en nuestro rendimiento y recuperación. Yo mismo, después de más de 20 años entrenando y compitiendo, he notado la diferencia cuando lo incluyo en mi suplementación.
El magnesio es fundamental para la contracción muscular, la producción de energía y la recuperación. Si entrenas duro y sudas mucho, es fácil que tengas déficit sin darte cuenta. A mí me pasó en mis primeros años de entrenamiento. Me notaba más cansado de lo normal, tenía calambres musculares y, sobre todo, mi calidad del sueño era pésima. No entendía qué estaba fallando hasta que empecé a investigar y descubrí que el magnesio podía ser la clave.
Desde que empecé a suplementarlo, noté mejoras en varios aspectos. Primero, los calambres desaparecieron casi por completo. También empecé a dormir mejor, lo que se tradujo en una mejor recuperación y más energía en los entrenamientos. Además, el magnesio ayuda a reducir el estrés y la inflamación, algo que cualquier persona que entrene con intensidad agradecerá.
Si quieres asegurarte de que no te falta magnesio, puedes obtenerlo de alimentos como frutos secos, espinacas, aguacates y plátanos. Pero si entrenas fuerte, probablemente necesites un extra. En mi caso, tomo citrato de magnesio antes de dormir, ya que es una de las formas más absorbibles y me ayuda a relajarme.
Si notas fatiga constante, calambres o problemas para dormir, prueba a aumentar tu ingesta de magnesio. No es un suplemento milagroso, pero si entrenas duro y cuidas tu alimentación, puede marcar la diferencia en tu rendimiento y recuperación.
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