Mitos sobre esteroides

Hay pocas sustancias en el mundo que estén sometidas a tantos mitos como los esteroides. Cuando muchos atletas empezaron a usar EAA’s en los 40’ y en los 50’ para romper records mundiales, la comunidad médica y científica publicó estudios que defendían que estas sustancias no eran útiles. Durante ese tiempo la única información legítima provenía de los levantadores de pesas (y culturistas) que los habían probado y conocían sus efectos en primera persona. Durante décadas hubo científicos que defendieron que los esteroides no ayudaban a ganar músculo o fuerza y, hasta hace poco, la Guía de Referencia Médica decía que estas sustancias no mejoran el rendimiento atlético.

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Pero, desde hace relativamente escasos años, la ciencia médica ha decidido ponerse al día; sin embargo, el daño ya estaba hecho; por lo que hubo que hacer la vista gorda con este asunto. Y entonces llegó Internet, donde una mezcolanza entre ciencia y experiencia propia llegó para crear algunos de los mitos más grandes sobre los esteroides. Por desgracia, ya que esta información provenía de usuarios de esteroides y no de médicos; y los lectores eran en su mayoría de la misma calaña, estos mitos se han aceptado y han echado fuertes raíces entre muchísima gente. Y debido a que Internet es la principal fuente de información sobre este asunto; la persona que grita más fuerte es a la que más se escucha, aunque la información que transmita sea falsa.

Pasemos a desmentir algunos de estos mitos:

MITO

Los esteroides regulan a la baja (desensibilizan) los receptores de andrógenos (por eso el mejor ciclo siempre es el primero)

Realidad: La lógica de este mito hace que tenga bastante sentido. La regulación a la baja de cualquier receptor es obvia. Por ejemplo, si bebes una taza de café todos los días durante un mes, acabarás necesitando beber más para conseguir el mismo efecto energizarte. Nosotros claramente vemos (y sentimos) que los receptores cada vez son menos sensibles con la cafeína, el clembuterol, la efedrina y un montón más de sustancias, por lo que es lógico pensar que ocurrirá lo mismo con los esteroides.

Lamentablemente, la ciencia no dice lo mismo. Con los esteroides, de hecho, ocurre lo contrario – estas sustancias regulan al alza los receptores de andrógenos. Es incorrecto pensar en los receptores de andrógenos como si fueran receptáculos permanentes para el ligado de estas sustancias (algo así como la corriente fija de tu casa).

En realidad, tus receptores de andrógenos son constantemente ‘’renovados’’. Cuando un andrógeno se les une, tienen una vida media de tres horas aproximadamente; y pasado ese tiempo, son sustituidos por otros nuevos. Sin embargo, en la presencia de un andrógeno (es decir, cuando este se une a ellos), se vuelven más sensibles, su vida media se duplica, y la cantidad de nuevos receptores se incrementa sustancialmente.

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También es importante recordar que los efectos derivados de los receptores de andrógenos no son todo lo que se ha de tener en cuenta cuando hablamos de la actividad de los EAA’s en el organismo. Hay una serie de efectos que no tienen mucho (o nada) que ver con los AR (Receptores de andrógenos), conocidos como ‘’Efectos no dependientes de los AR’’; que incluyen la estimulación del sistema nervioso central y una serie de otras actividades anabólicas (o potencialmente anabólicas).

Pero esto no nos responde a la pregunta de por qué las ganancias parecen disminuir después de unos pocos ciclos, ni a la de por qué se necesita aumentar las dosis utilizadas gradualmente. En realidad, la respuesta a todo esto, posiblemente tenga más que ver con los intentos del organismo para volver a la homeostasis a través de otros mecanismos independientes de los AR. Sin embargo, si estás preocupado por tus receptores de andrógenos, puedes tomar L-Carnitina/L-Tartrato, un suplemento nutricional que ha demostrado aumentar los AR.

MITO

Da igual beberte el Winstrol que inyectártelo.

Realidad: Cuando un esteroide pasa a través del hígado se metaboliza de manera distinta a si se inyecta directamente en el músculo. En el caso del Winstrol (Estanozolol), esto incluye una mejor interacción con la SHBG, que disminuye la cantidad total de esa proteína portadora (lo que permite liberar más andrógenos en el organismo). Sin embargo, en general, se obtiene una mayor síntesis de proteína con la vía de administración inyectable. De todas formas, ambos métodos tienen sus ventajas.

MITO

Si te inyectas el doble de la cantidad prevista de testosterona, tendrás el doble de esta sustancia en el torrente sanguíneo.

Realidad: De nuevo, esto parece tener mucho sentido. Si te inyectas 600 miligramos de testosterona deberías tener el doble de esta sustancia circulando por tu cuerpo que si te hubieras inyectado tan solo 300 mg. Pero no es así como funciona el asunto. Las dosis que estás tomando no son equivalentes a la concentración en sangre de esa sustancia que llegarás a tener; por tanto, no necesariamente si doblas la dosis los niveles en sangre de la hormona se duplicarán también. Cuando los científicos compararon una inyección de 300 mg de testosterona con una de 600 mg, encontraron que 300 mg/semana provocarán una concentración en sangre de 1’345 ng/dl; mientras que 600 provocarán una de 2’370 ng/dl (menos del doble supuestamente previsto) en un hombre normal.

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MITO

La testosterona es testosterona.

Realidad: Aunque suena como algo que no puede ser un mito, lo es. La methyltestosterona (testosterona oral) se convierte a una versión de estrógeno mucho más potente (el methylestrógeno) en el hígado, mientras que la testosterona inyectable no lo hace. E incluso, las testosteronas inyectables tienen sus diferencias entre ellas; los esteres de vida corta se convierten en menor proporción a estrógenos que los esteres de vida larga. Y, simplemente para hacer las cosas aún más complicadas, diré que los parches y los geles de testosterona se convierten a dihidrotestosterona (DHT) en una proporción mucho mayor que cualquier otra forma de esta hormona (inyectable u oral).

Tanto el estrógeno como la DHT tienen profundos efectos en el organismo y, debido a que cada tipo de testosterona se convierte a estos dos compuestos en una proporción distinta, veremos diferentes efectos si usamos una forma u otra de esta hormona.

El estrógeno promueve ganancias de tejido adiposo (grasa), pero también grandes ganancias de masa muscular. El DHT da un look más duro y rocoso. A pasar de que vemos este mito de que ‘’la testosterona es testosterona’’ constantemente (sobretodo en Internet), también vemos a muchos pros aprovecharse de las diferencias entre las distintas formas de esta hormona: esteres de vida larga para volumen, esteres de vida corta para definición, etc. Por tanto, no solo es importante la vía de administración del esteroide (oral, transdérmica, inyectable…); también hemos de fijarnos en los esteres de la versión inyectable.

La testosterona es, curiosamente, no solo testosterona.

MITO

Los esteroides no funcionan a no ser que comas y entrenes correctamente.

Realidad: Todos quisiéramos que esto fuera verdad ¿no es así? Pues lo cierto es que numerosos estudios realizados sobre víctimas de graves quemaduras, ancianos y otras minorías especiales; nos dicen que los EAA’s construirán músculo hasta en el entorno más catabólico posible (sin entrenar, ni comer correctamente). Vemos que ocurre lo mismo con la gente que entrena con rutinas ridículas, y que sigue progresando tan solo porque está ‘’ON’’.

Para obtener resultados óptimos, es obvio que los esteroides se han de combinar con una dieta correcta y un buen entrenamiento; pero darán resultado aunque hagas todo mal.

Hey, pero no te enfades, yo no hice las reglas, ¡simplemente te cuento lo que la ciencia dice!

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