Si quieres ver discutir acaloradamente a dos personas, por mucho que se conozcan, basta con que las pongas a hablar sobre cualquiera de estos dos temas: Política o Religión. Aunque la vida este llena de verdades, cada quien las interpreta a su manera para sacar beneficio de ellas. Este hecho quiero ilustrarlo con un pequeño relato que encontré en un viejo libro.
Un perro que tenía fama de ser muy sabio pasó cierta mañana cerca de un grupo de gatos que se encontraban discutiendo a gusto sobre trivialidades de la vida. Cuando el gato más grande se percató de la presencia del perro, se levantó y con voz alta gritó a los demás: Rezad, rezad y rezad con fervor y devoción. Y cuando no alberguéis ninguna duda, podéis estar seguros que lloverán ratas del cielo.
El perro al escuchar estas palabras se alejó sonriendo mientras murmuraba para si: Pobres gatos estúpidos y ciegos. De haber contado con mi sabiduría les habría revelado lo que todos los perros sabemos, ya que ha sido transmitido de generación en generación por nuestros antepasados más sabios, y es que los rezos y las súplicas hacen que caiga del cielo una lluvia de huesos, no de ratas.
Podemos ver como todas las creencias que existen en el mundo han sido adaptadas para dar a cada persona y a cada cultura lo que esperan. Por ello respeta todas las creencias, en lugar de pelear por ellas como perros y gatos.