Básicamente podemos identificar tres métodos de determinación de la altura del sillín de un ciclista. El primero de ellos es el “Método Antropométrico”, que consiste en tomar como referencia las dimensiones antropométricas de los ciclistas y multiplicarlas por una constante, para determinar la altura de su sillín, e incluso el retroceso. El segundo es la “Goniometría Estática”, o medición del ángulo de máxima extensión de la rodilla del ciclista, estando el éste en posición estática. El tercero es la “Goniometría Dinámica”, midiéndose los ángulos de rodilla, cadera y tobillo, y otras variables como la basculación o el movimiento antero-posterior de la cadera (A-P cadera) mientras el ciclista pedalea. Este es el método que utilizamos en la Fundación Ciclista de Euskadi, y que se describirá a continuación.
Ventajas e inconvenientes de la utilización del Método Antropométrico
Ventajas e inconvenientes de la utilización del Método Antropométrico (Figura-3, izquierda). La principal ventaja de su uso es que se puede determinar rápidamente, y sin necesidad de material, la altura del sillín, y también el retroceso. Es aconsejable utilizarlo, como se ha mencionado, en personas que no van a practicar mucho ciclismo (número de días y/o distancia por día). No es aconsejable utilizarlo en el resto de población ciclista, por los motivos que se exponen a continuación. Al calcular la altura del sillín como una constante multiplicada por la talla del ciclista hemos obtenido en nuestros propios ciclistas una ecuación que dice: Hs (cm) = 0.611 ? Talla (cm) – 32.77. A priori esta ecuación podría parecer muy buena, porque la relación entre las dos variables es muy alta (r = 0.90 y r2 = 0.81), llevándonos a pensar que, si debiéramos aconsejar a otro ciclista y la utilizáramos, tendríamos cerca de un 90% de posibilidades de acertar. Sin embargo, esto está muy lejos de la realidad cuando comprobamos que el 75% de los ciclistas estarían a 0.5 cm de su altura óptima (por encima o por debajo), el 60% a 1 cm, el 40% a 1.5 cm y el 20% a más de 2 cm. En esta misma línea, tomando como referencia la altura de la entrepierna registrada en 47 corredores del Tour de Francia, Grenzling (1979) propuso otra ecuación que determina la altura del sillín multiplicando la altura de la entrepierna por valores entre 0.876 y 0.894, mientras que el método de Greg Lemond propone multiplicarla por 0.883, siendo uno de los valores más utilizados el de 0.885 (Hs = 0.885 × Entrepierna). Si nosotros hubiéramos utilizado este último valor, el 75% de nuestros ciclistas estarían a 0.9 cm de su altura óptima, el 50% a 1.7 cm y el 25% a 2.4 cm.
Podemos encontrarnos, dentro de este mismo Método Antropométrico, con otros autores que utilizan la longitud de la pierna (desde el suelo hasta el trocánter mayor del fémur) o la altura del isquion (bastante similar a la altura de la entrepierna). La principal diferencia respecto a lo que se ha venido explicando es que ellos consideran como altura del sillín la mayor distancia desde el sillín hasta el centro de giro del pedal, que suele encontrarse un poco antes de llegar al punto muerto inferior, como si la biela fuera una prolongación del tubo del sillín. Para poder comparar esta altura del sillín con la que anteriormente hemos descrito (desde el sillín hasta el eje de giro de la biela) bastaría con sumar la longitud de la biela (en centímetros) utilizada por el ciclista. Con esta nueva referencia, una serie de autores proponen multiplicar la longitud de la pierna por una constante que puede variar entre 0.945 y 1.0. A efectos prácticos, este es conocido como el método de talón (en inglés “heel-toe method”), que consiste en colocarse encima de la bicicleta, con el talón encima del pedal, que se encontrará en su punto más bajo (punto muerto inferior), ajustando la altura del sillín hasta que la pierna quede completamente extendida. Si nosotros hubiéramos utilizado este método con nuestros ciclistas, el 75, 50 y 25% de ellos llevarían una altura de sillín alejada en 0.5, 1.1 y 1.5 cm, respectivamente, en relación a la que actualmente utilizan. No podemos finalizar este apartado sin hacer referencia a otros métodos como el de Hamley, que miden la altura del sillín como se ha indicado en este párrafo, y que la determinan multiplicando por 1.09 la altura del isquion/entrepierna. Este método tendría los mismos inconvenientes que se han descrito anteriormente.
Ventajas e inconvenientes de la utilización de la Goniometría Estática
Ventajas e inconvenientes de la utilización de la Goniometría Estática. La principal ventaja respecto al método anterior es utiliza un goniómetros, que son instrumentos de bajo coste, para medir y tomar como referencia el ángulo de máxima extensión de rodilla, a partir de tres puntos anatómicos (trocánter mayor del fémur, cóndilo femoral externo y maleolo lateral) independientemente de la morfología de los ciclistas. Esto evita que se cometan errores al considerar que todas las personas de igual talla van a tener la misma longitud de piernas, o que una altura de la entrepierna/isquion dada se corresponda exactamente con una longitud de pierna (esto no es así, y para la misma altura de entrepierna podemos encontrarnos diferentes longitudes de pierna), y dentro de esta última variable, el error de considerar que la longitud del fémur y de la tibia es igual en todos los ciclistas de una misma longitud de pierna. Dicho de otra forma, y como todos sabemos, “las personas no somos máquinas o clones”, y la diferente proporcionalidad de nuestro cuerpo ya ha sido demostrada en numerosos estudios, debiendo realizar por tanto un ajuste “individualizado” para cada ciclista. La Goniometría Estática puede consultarse en varios estudios científicos como los de Peveler (Journal of Strength and Conditioning Research, 2007 y 2008) y también en libros de referencia de rendimiento en ciclismo como el de E.R. Burke (Serious Cycling, 2002). Estos trabajos recomiendan ajustar la altura del sillín hasta que se consiga un ángulo de máxima extensión de rodilla entre 25-35º, que es complementario a un ángulo de 145-155º, tanto en ciclistas entrenados como no entrenados, y tanto para mejorar su rendimiento como para la prevención de lesiones. Las principales limitaciones de este método, que es más preciso que el Método Antropométrico, son tres: 1-no mide al ciclista en la acción dinámica de pedalear, que puede influir en el ángulo de rodilla, porque existe un balanceo de la cadera de la pierna que hace fuerza, y porque la flexibilidad de determinados músculos que están activados puede modificarla (ej. los músculos isquiotibiales); 2-su precisión es cuestionable, ya que depende de la persona que la utilice, y también de lo que baje el talón al ciclista en el momento de la medición; 3-sólo tiene en cuenta la máxima extensión de la rodilla, y no la máxima flexión de esta articulación, y tampoco tiene en cuenta la flexo-extensión de otras articulaciones que son importantes en el pedaleo (cadera y tobillo)… como se comentará en próximos artículos.
Fuente: FISAUDE