La miel es sin duda alguna uno de los endulzantes más antiguos y conocidos alrededor del mundo. Se sabe a ciencia cierta que este fruto de la colmena ya se utilizaba desde hace al menos 9000 años, siendo muy apreciada por sus propiedades por casi todas las culturas que han pisado la tierra.
El principal uso de la miel es quizá como endulzante, sin embargo, la miel de abejas ha sido también utilizada a lo largo de la historia por sus propiedades energéticas y curativas. Es muy común que las personas recurran a la miel en casos de dolencias o malestares como los resfriados, las úlceras y algunos tipos de alergia. Este alimento también da excelente resultados en casos de erupciones e incluso furúnculos.
Uno de los beneficios más impresionantes de la miel es su capacidad para mantener sano el corazón. Esto sucede debido a que comer miel de abejas favorece la cantidad de sangre que llega al corazón a través de las arterias. Es por ello que se recomienda su consumo en aquellas personas con riesgos de sufrir algún tipo de enfermedad cardiovascular.
La miel también es un alimento altamente nutritivo. Varios estudios aseguran que consumir miel de forma regular le garantiza al organismo una fuente constante de sales minerales, nutrientes y hierro, propiedades que resultarán mucho más beneficiosas en personas que han padecido algún tipo de enfermedad infecciosa o anemia.
Aunque la miel de abejas es utilizada ampliamente en lo referente a la salud, quizá su segundo uso más extendido es en el campo de la estética, existiendo en el mercado multitud de productos cosméticos a base de miel, como mascarillas, jabones y champús. Gracias a sus propiedades cicatrizantes la miel de abejas puede también ser utilizada como tratamiento en aquellas personas con cicatrices producidas por el acné o por cirugías menores.
Por todo lo anterior se recomienda sustituir el uso de azúcares refinados por la miel de abejas como endulzante principal de los alimentos.