(INOCENTADA) Científicos de la universidad de Mihango han probado mediante procedimientos científicos lo que todos podíamos sospechar al escuchar las conversaciones de los individuos que entrenan, en especial de los más musculados: los culturistas poseen un cociente intelectual inferior a la media de la población. Sentirían náuseas con tan solo aproximarse a una sede de MENSA.
Hasta aquí nada nuevo; todos hemos experimentado entre la mofa y el asombro como esos individuos musculados se desenvuelven en las conversaciones del gimnasio: sonidos guturales, onomatopeyas, comentarios difusos sobre el mundo del fútbol o el programa de moda en televisión, y otros contenidos que podríamos aceptar como signos de un lenguaje y una arquitectura de pensamiento muy primitivos, que incluyen toscos rituales de cortejo ante la presencia de una hembra núbil.
Pero los científícos del Center of Sport and Research de la Universidad de Mihango quisieron ir más allá y aportar las primeras pruebas científicas de lo que hasta el momento era un dato observacional. Para ello reclutaron a 30 adultos sanos y de mediana edad (a uno le faltaba un ojo, pero veía muy bien por el otro) y les sometieron a un ayuno de unos 14-16 días (se les olvidó contarlo, pero se aplicó la mediana estadística de Harlow-Meredith para que siguiera siendo ciencia). 15 eran culturistas amateur, los otros 15 eran individuos normales.
Al término de este periodo se les sometió individualmente a un test, en el cual debían identificar y reconocer distintos personajes y conceptos procedentes de la telebasura, el fútbol y el discurso político. El test constaba de unas 120 preguntas (de nuevo, no gestionaron bien el dato pero corrigieron con la desviación exponencial de Finch-Strauss para mantener el rigor científico y obtener la subvención). Los individuos normales respondieron con éxito a un 10% de las preguntas; los culturistas respondieron de manera satisfactoria al 95%.
Para Uhuru Negrix, director científico del experimento eso es «una clara prueba de que los culturistas dominan los tópicos más inmundos y deleznables y de que estos forman parte substancial de su psique». «El signo capital de inteligencia radica a veces en una sana ignorancia antes que en un conocimiento profundo de lo que tiene de más sórdido y corrupto nuestra sociedad, pues uno termina pareciéndose a aquello que frecuenta». «Por ello los culturistas del experimento son un ejemplo perfecto de como trabajar lo superficial nos puede volver superficiales y paleolíticos».
Ante este panorama desolador, Negrix recomienda «Desayunar leyendo el Tao Te King antes que el periódico, acostarse con los diálogos de Platón y no con la televisión; esto volverá a los sujetos más inteligentes. La situación es reversible aunque puede llevar un tiempo, muchos viajes y libros, y el empleo de altas dosis de bromuro.»