El hallazgo no es totalmente nuevo. En 1992 científicos deportivos británicos informaron de que sus sujetos de prueba eran capaces de subir escaleras más rápidamente y de saltar más lejos justo después de las seis de la tarde.
Lo novedoso del estudio francés radicaba en que los investigadores distinguían entre los músculos dominantes y los no-dominantes. Primero reunieron diez varones saludables para que jugaran al fútbol y observaron qué pierna usaban de manera refleja para golpear el balón. Consideraron que los músculos de esa pierna eran los “dominantes”.
Los investigadores determinaron entonces la fuerza máxima de los cuádriceps de los sujetos experimentales, utilizando un dinamómetro: una máquina de extensión de piernas provista de un equipo de medición. Los investigadores midieron la fuerza de los cuádriceps del lado izquierdo y derecho por separado, a las 6:00, a las 14:00, a las 18:00 y a las 22:00. No había diferencia en ninguna de estos momentos –los músculos de la pierna dominante eran siempre más fuertes.
D= Dominante. ND: No-dominante.
La fuerza máxima que los sujetos eran capaces de producir fluctuaba a lo largo del día. Observa la tabla inferior. Los cuadros negros representan la fuerza media de los músculos dominantes y no-dominantes. A las seis de la mañana los músculos son más débiles que nunca, y a las seis de la tarde están en su momento más fuerte. Tanto los músculos dominantes como los no-dominantes fluctuaban en la misma proporción.
Los investigadores también registraron la fuerza de las señales nerviosas hacia los músculos. No encontraron una causa que explicara por qué los sujetos de prueba eran más fuertes a las seis de la tarde. Pero sí advirtieron una relación con la temperatura corporal. Las fluctuaciones en la temperatura corporal eran similares a las fluctuaciones en la fuerza máxima.
La temperatura corporal es más alta a las cuatro de la tarde. Eso significa que el metabolismo corporal está más alto a esa hora. Un poco más tarde los músculos están en su momento más fuerte. Los investigadores piensan que el aumento del metabolismo hace que las células musculares rindan al máximo.
Existen más argumentos que apoyan la idea de que las primeras horas de la tarde son el mejor momento para el entrenamiento de la fuerza. Ese es el momento cuando la relación entre la hormona anabólica testosterona y la hormona catabólica cortisol es más favorable. Eso quiere decir que tus músculos se recuperan más rápido después de la sesión de entrenamiento, y en consecuencia crecen mejor.
Estudio: Chronobiol Int. 2005;22(3):541-58.